La extraña criatura vive en el mar del sudeste australiano y Tasmania, a profundidades de entre 600 y 1.200 metros, donde la presión atmosférica es decenas de veces mayor que al nivel del mar.
Su cuerpo gelatinoso es sólo un poco más denso que el agua, y pasa su vida merodeando en las profundidades. Se alimenta de cangrejos y langostas, y la pesca de arrastre supone una amenaza considerable para el poco agraciado animal.
Pescan Un Pez Con Los Diente De Humano